viernes, 10 de marzo de 2023

Mañana será otro día

De sobra sabes
que abrazo tu cuerpo
con la pasión y la ternura
del amor.

Que no entiendo
un beso sin tu agarrón
en el culo o el cuello
y añoro el olor de tu boca.

Necesito poner en palabras
lo que sienten los amantes:
el caprichoso paso del tiempo,
o las prisas al salir del colegio.

Estaría dispuesto
a poner en duda todas y cada una
de las teorías de la conspiración
con tal de seguir 
notando tu respiración y tu brazo 
en mi espalda justo 
en este momento
en el que escribo.

Negar la oficialidad de los hechos,
acusar al desdén de la caída
de las torres gemelas,
de la construcción de las pirámides.
¿Seguro que vendió su alma
Robert Johnson en un 
cruce de caminos?

Pero a veces,
mi amor,
noto la desidia en mi mirada.
La cuál estoy seguro que observas
meticulosamente
como un relojero
los engranajes 
de un mecanismo
maravilloso.

Y es entonces cuando no sé
cómo esconder mi miedo.
Cómo poner palabras
a lo que siento
o ya no.

Los bárbaros nunca
se preguntaron acerca
del deseo.

Siento una punzada
si me niego el amor.
Recuerdo nuestros pasos
para sentir la firmeza del asfalto.
Escucho un rumor
que me resulta familiar,
pues siempre fue el ruido
de la carretera
mi sonido favorito.

Luego giro mi cuerpo
y noto tu tripa
enferma contra la mía.

Ven,
mi amor.

Mañana será otro día.