miércoles, 28 de diciembre de 2022

Yo no soy poeta

Hay veces que no sé

cómo agotar esta desmedida desmesura.

Intento calmar mi cuerpo y pensar.

¿En qué debería pensar?


He dejado de escribir:

disfruto más de tu presencia

que del clickeo del teclado

dando patadas a la poesía.


Yo no soy poeta.

No mido el acierto de las palabras,

ni encuentro inspiración

en la tristeza de una despedida.


Tampoco quiero coleccionar

un harén de poemas con olor a tabaco

hablando acerca del último día

que compartimos juntos.

                            (porque no quiero que dejemos de compartirlos)


No me atrae la idea de subir

a un escenario a proclamar al cielo

el fin del amor.


Ni siquiera ver un libro

con mi nombre

sobre la estantería.


No quiero ser poeta,

ni amar por encima de mis posibilidades,

sino de manera cotidiana

y sonreír al verte despertar.


El único motivo

por el que querría ser poeta

sería para escribir en la dedicatoria:

                            Para Ale


Y eso ya puedo escribírtelo en cualquier nota 

que dejaré escondida en un sitio estratégico

para que puedas hallar mi amor

cuando no estemos juntos

en cualquiera de nuestras dos casas.

lunes, 12 de diciembre de 2022

Día 7?

Es de noche y hace frío
las ventanas se cierran
y siento el calor 
en la punta de los pies.

Me he dejado
tantas cosas por preguntarte.
Si prefieres la ducha antes
o después de dormir.
Si maldices en alto
o en bajito.
Si te gusta más el mar
o la arena.

Yo también tengo miedo,
me esfuerzo en no mostrártelo.
Esta semana parece más tres meses,
como si un capricho del reloj
se tratase.

Releo el poema 
que dejaste en mi mesa.
Me tumbo,
sonrío:

Me siento genuinamente 
un hombre afortunado.

viernes, 9 de diciembre de 2022

Día 4

Ahora que sé que me lees, vengo a contarte que la cama articula las virtudes del amor.

Pues no se ama igual en una cama grande que en una 90. Hay quien pone por encima la comodidad del espacio. Pero no es lo mismo encontrar la doblez de una sábana en lugar de tu cuerpo al estirar la pierna. Las camas pequeñas agudizan el ingenio del amor: "dónde coloco este brazo para quererte más y molestarte menos", o "qué cerca estás voy a aprovechar para besarte y decirte que te quiero". No creo en las camas grandes para quererse, al igual que tampoco creo a quien vende como buena decisión el dormir en camas separadas. Las camas pequeñas provocan conversaciones a las cinco de la mañana y propician la cercanía de los cuerpos.

Las camas también fomentan la cotidianidad. Quiero verte desde mi cama. Quiero ver como caminas durante los primeros minutos del día, ver cuál es tu gesto más primitivo cuando ni siquiera has aterrizado en tu cuerpo sin que tengas la certeza de que te miro. Las camas son una rendija desde la que observar con mirada cómplice, pues también es hermoso mirar hacia la cama y verte observando el mundo desde un lugar más cómodo. La cama es emisor y receptor, pero también mensaje.

Por ello es importante mantener el buen estado de la cama. Tender las sábanas, hacer crujir el somier, crear cotidianidad en el colchón. Quiero que desees el llegar a la cama, pues eso significa que terminamos el día y los quehaceres de la rutina y mutamos a nuestra forma más primitiva, donde sustituimos las palabras por gemidos; las explicaciones por gruñidos y las preguntas por miradas. Es vital el buen estado de la misma, pues la cama también debe ser refugio ante enfermedad o catástrofe. Nadie prefiere llorar en el pasillo en lugar de en la cama. Y si lo hace, es porque no es una buena cama.

Has pasado dos días en mi cama y deseo que vuelvas cuanto antes. No creo en el amor sin cama. Todo aquel que ame, debería tener (al menos) una. Y a mí me gustaría que estuvieses en la mía.

miércoles, 7 de diciembre de 2022

Día 3

Tengo tanto miedo.

Me veo la cara de susto

reflejada en los cristales

de la marquesina.


Creo que ya estoy perdido,

quiero decir:

ya me estoy preguntando cuál

es tu color favorito de claveles.


martes, 6 de diciembre de 2022

Día 2

Estoy mucho más tranquilo.

También mucho más triste.

Los perros menean su cola mojada

vagabundeando al son de la calle.


Me miran poniendo esa cara

inclinándose bajo la lluvia.

Esa cara que ponen de tristeza

cuando te suplican un bocado.


lunes, 5 de diciembre de 2022

Día 1: Te deseo

"Cuantas luces dejaste encendidas
ya no sé como voy a apagarlas"


José Alfredo Jiménez Sandoval

¿Estarás pensando en mí?
O, por el contrario: ¿abrazarás otro cuerpo?
¿Es contradictorio
que puedan suceder las dos cosas?

Siento una fiebre juvenil
casi enfermiza,
entre el deseo y el hambre,
por tu boca y tu ombligo.

¿Estarás tocándote?
O, por el contrario, ¿estarás fumando en tu balcón?
                                            (recordando cómo sabe mi boca)
¿Es incompatible
que estés haciendo las dos cosas?

Tengo tantas preguntas,
dos semanas que no necesito,
un egoísmo por hablarte
y arrancarte la ropa.

Te deseo;
Te deseo:
Te deseo.

Ven, necesito tocarte:
¿Quién si no
va a meterte después
los dedos en la boca?

Ven, necesito escucharte:
¿Quién si no 
va a ser un egoísta
llevándote las manos al cuello?

Se han quedado
tantas cosas abiertas
que confundo
el deseo con la frustración.

Es el primer día
y ya no estás aquí.
Ojalá me estés pensando
como yo te pienso.
                    (porque no podría soportar que ignorases esto)